miércoles, 27 de enero de 2010

Crónica del partido: MOBILCO ANNA 64 - C.B. AYORA 62

18:35 de la tarde. El Mister y David me esperan frente a la pantera Rosa para dirigirnos a Anna. Llego tarde. Aprieto el paso y ya noto los gemelos cargados (es posible?). Ahí están, junto al hotel, charrando de sus cosas.
- Que tal tios?!! Siento no haber llegado antes!.
- No pasa nada (dice Pedro) - y siguen a lo suyo.
Vámonos pues!!

De camino, Pedro y David, en una charla bastante profunda, cubican un poco el mundo en términos económicos mientras creo estar oyendo “Intereconomía”. No puedo evitar saltar del coche a la chancha en mi imaginación y rememorar el partido de la semana anterior; mi primer partido con el CB Ayora!!.

Repaso mentalmente todo lo que aconteció aquel 16 de Enero y procuro, a fuerza de repetírmelo a mí mismo, escarificarme en lo más profundo de mi cerebro las claves del juego y “las cositas” que tengo que ir mejorando;
o Cerrar bien en defensa – cuando alguien tira, no sigo con la vista al balón, busco al contrario y lo saco de la zona. LA ZONA ES MIA!!
o Canto los cortes.
o No me tengo que acelerar. VICENTE: NO QUIERES ESPUTAR EL HIGADO A LOS 10 SEGUNDOS DE HABER ENTRADO, cojones!!!
o Pega el oído al banquillo!!
o En ataque mira algo más a canasta.
o Juega con bloqueos.
o Cuando….

- Vicente no tiene esos problemas! No? – dice Pedro, sacándome de mi sesión de estudio prepartido.

Tras 45 minutos de agradable conversación en la que el hilo conductor es el sexo y la comida copiosa pre y pos coito, llegamos a Anna. El pabellón es fácil de encontrar (a la entrada del pueblo, viniendo desde l’Alcudia de Crespins, y además perfectamente iluminado).

Pedro aparca junto a la entrada y para nuestra sorpresa cuando salimos del coche un ruido ensordecedor que proviene del pabellón nos achina una poco. TODA ESA GENTE HABRA VENIDO A VERNOS A NOSOTROS?!! Obviamente no, porque todavía no hemos llegado pero por un momento nos quedamos helados.

Entramos en el pabellón (que parecía una olla exprés cuando la apagas y le quitas el pitorro) y vemos dos equipos de juveniles jugando al básquet (el local y el de Enguera) y unas 40 personas con bombos, pitos y pulmones dignos de la mismísima Montserrat Caballé.

- Vaya ambientazo nos espera para el partido - Pienso para mis adentros.
Y no era para menos; jugaban dos equipos juveniles de pueblos vecinos y el marcador era de empate a falta de algunos minutos para el final.
Sin curiosear mucho el tema pero alucinando con el ambiente que hay, Pedro pregunta por los vestuarios, a los cuales nos dirigimos sin mayores contemplaciones:
- Niñas!!!!! - espeta Pedro en tono cariñoso mientras abre la puerta del vestuario de visitantes.

Allí está mi equipo, mi gente, los del pueblo, los gladiadores, los que no temen a nada, los que no se pierden un rengue!! Equipándose y dándose friegas verbales (y hasta aquí puedo leer) mientras se reparten nuestras flamantes nuevas sudaderas (por cierto, si eres seguidora de las crónica del CB Ayora, lees estas líneas y, además, has quedada prendada irremediablemente de algunos de los componentes del mismo - lo cual es altamente probable y nada reprochable- , no lo dudes, búscalo en el Ximo - C/ Empedrá, 4, Ayora, 46620, seguro que está allí).
Nos cambiamos y salimos a la cancha a calentar mientras oímos como cada vez la cosa está más caliente; el partido que nos precede está en su tramo final y la cosa cada vez está más apurada. Miro el marcador y siguen empate a falta de un minuto para acabar.

De pronto… Coño!!! Manolo, Jessica y el padre de Manolo (Pepe) han venido!!! Otia!! Qué bueno!!! (como se agradece cuando alguien del pueblo te acompaña en los partidos fuera de casa; es como si te trajesen un poquito de ese calorcito que se siente cuando juegas allí).

A partir de aquí, me entero poco de lo que pasa a mí alrededor. Sinceramente, estoy tan concentrado, que no me fijo en lo que está pasando. Solo sé que han empatado al final del cuarto tiempo y que la gente está muy caliente. Se juega la prorroga y yo solo pienso; Cojonudo!! 5 minutos más para calentar (con nuestra edad una sobredosis de calentamiento no nos puede sentar muy mal). A mi alrededor el resto del equipo también calienta. Incluso alguno se acerca y charla con nuestros rivales, que hacen los menesteres propios prepartido mientras vibran con las jugadas de su equipo juvenil.
Miro el tiempo. 3 minutos!!. Me olvido de todo. Caliento.
Lo que yo no sabía es que el desenlace de ese partido al que acababa de sentenciar con un “ma da igual como queden!, yo a lo mío”, iba a condicionar irremediablemente el desenlace del nuestro.
Acaba el partido (POR FIN!!). El equipo local ha perdido !!!!! Enguera sale victoriosa. (ref. 1)

Empezamos con los tiros. Buenos tiros!!. Parece que la gente está entonada. Esto pinta bien. El trabajo de tonificación previo parece que ha funcionado (ya casi no noto las piernas… literalmente – será posible?).
El árbitro pita y nos retiramos a nuestro feudo, nuestra pequeña posesión/parcela en Anna mientras dure el encuentro.

Pedro como siempre; armado de voz tranquila y tono paternal, nos reúne a su alrededor y nos comunica las primeras directrices del partido. Equipo titular: Pablo A, Darío y Andrés bajo el aro, Yimi y David como primera línea de defensa. Primera jugada: Pablo-Darío-Yimi. Defensa fuerte. Cerramos rebotes. AYORAAAAAA!!!!!!

Me siento en nuestra nueva propiedad y mientras acomodo el culo en los ya tradicionales y comunes banquillos baloncestísticos, me giro y Anna anota. :-O ????!.
- Que ha pasao??? – pregunta Pedro.
Todos nos miramos.
- No lo sé! – dice Cala.
- Yo no lo he visto – le digo a Pedro mientras pienso; pues bien empezamos que no nos hemos enterao de lo que ha pasao. MIERDA!!. La primera en la frente. Nos ha faltado concentración, con lo mentalizado que yo estaba… Bueno pongámosle solución.
Dicho y hecho. Pese a que Anna empieza fuerte anotando 4 tantos casi seguidos, dos canastas de nuestros pívots y dos triples de Yimi y David nos permiten empatar a 10 en el minuto 7 de partido.

No obstante, y una vez más, el partido vuelve a estar espeso para nosotros (como cuando te metes un trozo de panal a la boca y a continuación accionas el mecanismo maxilofacial); Las jugadas se nos nublan, perdemos balones de las manos y sobre todo, no estamos finos en defensa -nos vuelven a quitar los balones de debajo canasta.
Pedro, que está al quite de lo que nos está pasando, emite una serie de sonidos encadenados que, traducidos al castellano reconocido por la RAE, vienen a decir algo así:
- Hijos míos, haced el favor y cerrad el rebote. Gracias!.
De pronto Andrés es derribado bajo el aró con un fuerte golpe en la nuca. Pide cambio al tiempo que se echa sobre el suelo gomoso de la cancha con fuerte mareo. Nos acercamos a ver como está y lo cierto es que se le ve bastante tocado.
- Vicente, cambia a Andrés! – dice Pedro.

Mi turno. Salgo a la cancha y procedo lo mejor que se (mi prioridad es no caer redondo por aceleración súbita del musculo vital).
A continuación, dos canastas de “Pau” y un tiro libre de Darío, nos permiten llegar al final del primer cuarto con un correcto empate a 17.
Reunión para afrontar el segundo cuarto. Pedro recompone las filas y nos insiste en la necesidad de calmar el juego, cerrar los rebotes y no precipitarnos.

Miro al banquillo y, grata sorpresa!!: Manolo ha bajado para ayudar en los quehaceres de banquillos y para apoyar desde más cerca al equipo (subidón de adrenalina y orgullo comparable a como cuando estaba viendo gladiator y dice aquello de “… quinto; ordena a mis tropas!!”).

No hay cambios; Pedro mantiene en pista a los mismos que hemos acabado el primer cuarto: Yimi, Pablo A, David, Cala y Yo. Comienza el juego y seguimos igual: espesos. Además el partido empieza a emborronarse con una extraña “ley de compensación” que se está instalando y que no favorece a nadie. Más aún; el umbral del “palo” sube y si ya es difícil meter canasta de normal, la cosa se pone aun más complicada.

Sale Ulises, que aumenta la intensidad del partido y la presión a todo. Esta presión se traduce en un ataque más desordenado y caótico por parte de los rivales, y en el robo de balones que propician algunos contraataques. El contrario, por su parte, realiza algunas buenas jugadas individuales que hacen palpable los problemas que estamos teniendo en defensa.

Tal es el juego que en los primeros 6 minutos del segundo cuarto el parcial es de 4-7.
- Vicente, cambio!!! – me dice Pedro tras lanzar los dos tiros correspondientes a una falta antideportiva que había recibido durante una entrada (no voy a entrar en los detalles de la jugada). MOMENTAZO!!!!! Había metido mi primera canasta en la competición!! (fallé el segundo libre :-S). Ya he roto mano, ahora a ver si no me rompo la crisma!.

Sale Andrés que parece algo recuperado y se incorpora al juego. No obstante es evidente que el golpe le ha dejado “grogui” y que no tiene la claridad de juego que le ha caracterizado en otros partidos.
Finaliza el segundo cuarto con un marcador apretado de 27-26.

Durante el tiempo de descanso hacemos tiro y nos vamos pasando una vez más las consignas en las que Pedro ha hecho hincapié; defensa y calma. Comentamos también lo curioso y poco agradecido del suelo del pabellón, que tiene una textura gomosa como la de los parques de niños y que, aparte de amortiguar las caídas, amortigua los saltos, los botes y las arrancadas y castiga las ya maltrechas juntas y trócolas inferiores del personal.

En el tercer cuarto, por desgracia, más de lo mismo; juego espeso, aunque fruto del cansancio y gracias a él vamos perdiendo la precipitación del inicio del partido. Sin embargo la intensidad bajo los aros comienza a subir y nuestro trabajo allí cada vez es más difícil. A los cinco minutos de juego estamos empatados a 33.
Desde el banquillo, apretamos el culo y procuramos que todo el aire salga a través de las cuerdas bucales en forma de arengas y gritos de guerra (el rival ataca en nuestra zona del banquillo y nuestros ánimos en forma de grito afectan visiblemente su capacidad de concentración).

En los minutos restantes del cuarto vamos alternando el liderato del partido hasta llegar al descanso con un 46-44 en el marcador a su favor.
Último cuarto. Melé de equipo entorno al míster. Pablo, Darío y Cala hablan ya de una clara pasividad y desinterés por parte del árbitro ante las faltas bajo el aro y la dificultad que eso significa para nuestro juego base que nace allí mismo.
El partido entra en su fase final y nuestra precipitación se traduce esta vez en multitud de pasos y pérdidas de balón.
Definitivamente Andrés está tocado por el golpe del primer cuarto y Pedro decide cambiarlo.

Apretamos en defensa y aumentamos la presión bajo el aro pero las faltas no llegan y si las pérdidas de balón. No conseguimos despegarnos en el marcador. Más aún, ninguno de los dos equipos consigue establecerse como dominante.
Entramos en el último minuto con una tímida, pero peligrosísima desventaja (63-60). Pedro saca a los “bajitos”: Ulises, Jimmy y David. Defendemos en toda la cancha, como gallinas sin cabeza. Recuperamos. Ulises recibe una falta pero falla los dos tiros libres. Nuestros centers recogen el rebote y reciben un sinfín de faltas de todas las categorías y variedades, con el beneplácito del árbitro que ni se inmuta. Al final, no encestamos pero forzamos la falta al contrario que anota uno; 64-60. En ataque, Ulises vuelve a recibir falta y esta vez sí convierte los dos; 64-62.

Anna saca de fondo, pero sigue estando acorralada en su campo merced a la presión visitante. Rifan un balón hacia nuestro campo que recupera David. Quedan escasos 4 segundos. 2 botes y pase a Jimmy que está en a mitad de cancha. Se acerca lo máximo posible a la canasta rival y desde unos 15 metros lanza un tiro que puede hacerlo eterno en nuestra memoria. Pues no. Dio en el aro y la pelota salió despedida. De héroe a villano… bueno, tampoco es eso. Ahora es cuando nos acordamos de los 2 puntos que nos quitaron en la primera parte debido a no se qué motivo.

Fin de partido!! Cara de dos palmos y medio. Como nos han podido ganar???
Se mezcla un sentimiento de frustración y de rabia porque la sensación es que, pese a que nuestro juego ha vuelto a ser espeso y precipitado, pese a que hemos vuelto a perder balones fáciles de las manos y saques sencillos, muchas (por no decir la gran mayoría) de las jugadas bien ejecutadas terminaron en lo que voy a definir como “efecto perchero”.


-Efecto perchero: dícese de la canasta fallada como consecuencia de la primera, segunda y tercera ley de newton aplicadas a hombros, brazos, antebrazos, manos y dedos cuando, en el transcurso del recorrido que va desde la protección de la cintura a la posición de tiro bajo canasta, se suceden multitud de impactos, sin que se dé la presencia de sonidos acústicos de media-alta frecuencia generados por instrumentos pequeños y huecos, que se hacen de diferentes modos y de diversas materias, en los que, soplando con fuerza, suenan como el silbo.
No pasa nada!!. De todo se aprende (o al menos eso quiero creer).
Algunos de los compañeros del equipo hacen notar su discrepancia con el resultado de forma más o menos notoria pero, de nada sirve ya.
Solo pasados algunos minutos y bajadas las calenturas propias de este noble deporte, no nos damos cuenta que la resolución del partido ha estado más próximo a un acto de altruismo y amor por mantener las delicadas sinergias que rigen el movimiento de los astros y las relaciones entre pueblos vecinos y aficiones que horas antes han sido perjudicadas (véase ref. 1), que a un justo y correcto resultado.

64-62. Es lo que hay!.

Nos vamos a los vestuarios y a partir de aquí, imaginaos. Risas, pelos por to los laos, olores indescriptibles, testosterona, algún efluvio más propio de horas matutinas que vespertinas, vociferaciones que bien podrían haberse hecho durante la invocación de algún dios mitológico del mal, etc, etc, etc.

La narración/”crónica” de la vuelta a casa me la ahorraré porque, tras perder un partido, suele ser un momento triste, normalmente acompañado de lamentos y friegas para intentar mantener la moral alta y no sucumbir a la rabia contenida.
Si destacaré de la misma lo reconfortante de ver que los miembros del equipo que no habían podido asistir al partido por circunstancias varias (animo muchachos!!!), rápidamente se interesaron por el resultado y la moral de la tropa. A ellos un emotivo abrazo.
Y por supuesto un “muy mayor” emotivo abrazo para aquellos que sin tener porque y suponiendo un esfuerzo mucho mayor, se desplazan y nos acompañan en estos periplos deportivos.

Conclusión:

Hijos míos, yo soy el rookie del equipo y, la verdad, no debería añadir este apartado porque no tengo todavía suficientes horas con vosotros como para poder valorar el estado de juego. No obstante me voy a permitir la licencia de hacerlo, so pena alguna galleta que me lleve el próximo día ;-)
No, ahora en serio. Creo que como bien decís, somos un equipo con una media de edad en torno a los 30 años y además tenemos muchos hándicaps, no solo físicos, sino también sociales y/o familiares.

Sin embargo tenemos algo que, al menos en los dos equipos contra los que he jugado yo, no he visto; tenemos experiencia, mucha cultura del balón, muchas horas de juego a las espaldas y muchas ganas de jugar.

Los años y nuestras condiciones no juegan en contra, el problema es que no queremos jugar con ellos. Olvidémonos de jugar como cuando lo hacíamos en competición hace mas de 10 años (joder como suena esto!). Nosotros ya no podemos correr sin parar, no podemos ser más rápido que ellos, no podemos saltar tan alto (bueno, evidentemente no estoy hablando ni de Ulises ni de Pablo H, a esos les echamos de comer aparte ;-P), pero podemos hacer nuestro juego; correr solo cuando sea clara la jugada, no estar nerviosos como chiquillos (eso está bien para el primer partido pero ya está!), tener y explotar la serenidad que dan los años, no dejarnos llevar por el juego rápido y nerviosos de equipos más jóvenes, hacer uso de los recursos que dominamos y que sabemos hacer, y asumir que habrá chavales que estarán muy por encima de nosotros, pero no de nuestro equipo!.

Las claves, yo las veo claras:
1.- Mantener la unidad del equipo en todos los sentidos; moral, disciplinal y físicamente. Moralmente, con el buen ambiente que hay y que hay que mantener. Disciplinalmente, pegando la oreja al banquillo en donde el Mister, con sus años de experiencia en el baloncesto (esto me va a suponer un calvizón!!) y con su visión objetiva del partido nos encamina y nos ordena en el campo. Y físicamente, jugando desde margen de la seguridad de no hacernos daño bajo ningún concepto.
2.- Seguir disfrutando del básquet!!!

Por Vicente Abarca

1 comentario:

  1. Hola amigos del CB Ayora, es raro encontrar post tan largos en los blogs de éste nuestro deporte, sobre un partido, pero no por ello ha dejado de ser amena la lectura.
    Buen trabajo Vicente, te lo has currado.
    Saludos , suerte y nos vemos dentro de poco en Agost.

    Dani.

    ResponderEliminar